Durante el verano los ríos de la costa malagueña se convierten en una opción muy refrescante para miles de bañistas, turistas y senderistas. Los Cahorros del Chillar, las Angosturas del Guadalmina o la Charca del Canalón del rio Verde reciben a cientos de personas todos los días durante el verano.
Sin embargo, existe un río con pozas espectaculares al que apenas va gente a bañarse en plena Costa del Sol: el Guadalmansa. Este río, catalogado como Zona Especial de Conservación, se localiza entre los municipios de Estepona, y Benahavís y, aunque se ha visto parcialmente afectado por el incendio que hace un par de meses arrasó miles de hectáreas en Sierra Bermeja-La Resinera, conserva unos valores ambientales de una enorme calidad.
El mejor acceso a las pozas del río es por la salida a la escuela ecuestre en la A-7 junto a la desembocadura del Guadalmansa. Desde este punto debemos dirigirnos dirección norte hasta la urbanización Montemayor, dejando atrás el complejo Marbella Club Golf. El punto clave para orientarnos es la calle Juan Lerma Valero, desde donde una calle a la izquierda nos hace descender hacia el río.
Una cancela nos cierra el paso, ahí debemos dejar el coche, cruzar la cancela andando y andar unos trescientos metros en descenso por un carril. Casi a nivel del río, a la izquierda veremos un camino bien marcado que nos acerca en dos minutos al agua.
En esta propuesta de excursión, apta para toda la familia (niños a partir de 8-10 años), lo ideal es, una vez junto al río bajar unos metros hasta una cercana poza donde podemos darnos el primer chapuzón. A continuación remontaremos el río durante unos trescientos metros. Es conveniente llevar bastones porque hay mucha piedra resbaladiza. El Guadalmansa se cierra con vegetación durante un tramo de esta parte del río pero se pasa sin problemas.
Desembocamos en una serie de pequeñas pozas, donde podemos darnos otro baño. A continuación, el río se abre, es más fácil caminar por las rocas y pronto encontramos, en una curva que hace el río hacia la derecha una gran poza de unos setenta metros de largo donde hay partes donde tocará nadar. Es una zona espectacular, conviene disfrutarla sin prisas.
Retomamos el paseo acuático, pronto el río hace una recta larga, donde es posible ver el efecto devastador que tuvo el incendio de Sierra Bermeja-La Resinera hace un par de meses en la vegetación de las lomas circundantes. Se aprecia que las llamas llegaron en algunos puntos hasta el borde del agua.
Afrontamos la recta de doscientos metros que tenemos por delante sin prisas. Conviene ir por las zonas secas, de piedra en piedra ya que por donde va el agua el firme es muy resbaladizo. En unos minutos nos plantamos al final de la recta, donde existe una magnífica poza rodeada por mármoles blancos y una pequeña cascada. Es el lugar ideal donde darnos otro baño y, si es pertinente, comer un bocado.
Si continuamos un poco más, a unos metros encontramos otra poza de unos cuarenta metros de largo donde podemos también almorzar y bañarnos en las aguas frescas y verdes de este río.
A partir de este punto el río se encajona un poco, siguen existiendo pozas de una gran belleza hasta llegar, tras recorrer 800 metros, a las paredes del embalse del Guadalmansa, que se conecta con el de la Concepción mediante una conducción subterránea para surtir de agua los grifos de la Costa del Sol.
Nosotros optamos por quedarnos en la última poza descrita. Hemos recorrido en total unos 800 metros de este río sin prisas y sin encontrarnos a nadie, disfrutando de la Naturaleza sin dejar rastro. Toca volver por donde hemos venido tras unas cuatro horas de ruta acuática.